di Sergio Fritz Roa
Tomando como imagen de portada la magna obra de Cellini, donde Perseo sostiene con una mano la cabeza de la abominable Medusa y con la otra la espada con la cual fue decapitado, Primo Siena quiere desde el comienzo de su texto evocar, en el sentido más sublime y perfecto de la palabra, aquella acción purificadora – en este caso representada por Perseo y su espada- que da eterno movimiento a la vida y que, por tanto, es capaz de separar la luz de las tinieblas – representada por la cabeza de Medusa-. Y en la situación que nos convoca, aquello que se expresa como metapolítica y criptopolítica, categorías antagónicas que permiten la comprensión plena del fenómeno político actual, y en verdad, de todo tiempo. Las herramientas que Primo Siena dispondrá para una pedagogía del tema que origina el libro, no pueden ser mejores: metafísica, simbología tradicional, ciencia política, filosofía, historia, religión y literatura. Desde una visión superior, alta, aérea, el autor quiere invitarnos a una reflexión no trivial acerca de las diferencias entre una política sublime –metapolítica- y lo que ha devenido aquélla en el mundo moderno: la criptopolítica, a la vez que resaltar las virtudes de la primera.
Por tanto, conviene explayarse en lo que se refiere a ambos términos. Digamos que la metapolítica es la política guiada por principios de orden tradicional, es decir no humanos; o si se quiere, la aplicación de la metafísica en el orden político. La criptopolítica es el mundo de la baja política, la que se encuentra alejada de una orientación divina, por ser dirigida por intereses individuales o tribales (pero siempre egoístas) y materializada en el actuar más bien comercial y efectista que uno ordenado y abnegado. Insistimos que la clasificación no es pueril, y, a diferencia de lo que algunos creen, el uso de la voz metapolítica sí tiene un sentido y por tanto obedece a una necesidad. ¡Y esto no solo por la urgencia de usar otro término cuando la política se ha desgastado y se ha hecho sinónimo de corrupción, lo cual ya sería buen motivo para mirar otros horizontes semánticos!; sino que ante todo por la misma lógica del término. Se trata, entonces, de algo más que política, entendida ésta como la ciencia o arte de la organización de la ciudad. Es ir a los principios fundadores y rectores del orden divino que necesariamente han de plasmarse en la realidad del mundo cívico. Una tal diferenciación conceptual (entre política y metapolítica) ciertamente no tiene sentido en las comunidades tradicionales, donde todo se rige y articula de acuerdo a un plan de Dios y se expresa en un grupo de seres cualificados para interpretar dicho designio. No, por supuesto que en el mundo tradicional hablar de una política y una metapolítica es ocioso e ineficaz. Pero, en el mundo actual, donde la creencia en un orden divino ha perdido toda fuerza, y ello no solo a nivel de “las masas” sino que en la supuesta “elite”, ciertamente que sí tiene un valor preciso. Y es en este terreno o escenario de guerra donde Primo Siena quiere hablarnos, con aquella valentía que le ha sido propia en toda su trayectoria vital, de la cual muchas buenas cosas podrían decirse.
Como buen pedagogo, este italiano que ha dado gran parte de lo mejor de sí a nuestro país, en todo momento de su libro ha definido conceptos, ha presentado ejemplos clarificadores, ha dirigido nuestra atención a autores que debemos conocer o si ya los conocemos se nos invita a retomar (Platón, Aristóteles, Dante, Vico, Ficino, Guardini, Panunzio, Horia, Carrel, etc.).
De gran interés será para el lector lo referido a Roma, como cuna de la civilización occidental. Pues aquí Siena es verdaderamente notable al poder mostrar de manera profunda el destino heroico de una ciudad y cómo la idea imperial propia de dicho pueblo no murió con la llegada del cristianismo, sino que solo se transformó, y que incluso en sus mejores momentos supo plasmar con una vocación insuperable. La biografía espiritual de una ciudad es un arte que pocos pueden oficiar y Siena en ello es adelantado, pues logra en pocas páginas mostrar esta redirección de la Ciudad Eterna en lo esencial, no únicamente a través de fechas y datos meramente históricos sino que de percepciones, intuiciones, símbolos y alegorías.
La preocupación por América no será algo ajeno al autor, y por ello intentará a través de la religión profesada (catolicismo) mostrar caminos hermenéuticos que permitan una fiel integración entre los elementos nativos y europeos.
A fin de mostrar los ricos contenidos de la metapolítica, Siena nos acercará a la obra monumental de la literatura del s. XX: “El señor de los anillos”, verdadera restauración de los mitos germánicos y sajones, con presencia de elementos cristianos. Pues la metapolítica posee ricos contenidos y no es ajena a la literatura, en tanto ésta es la plasmación o fijación ordenada del pensamiento y sentir de un autor, dirigida en este caso a renovar (en el sentido de hacerlo otra vez actual, vivo) un mito.
Para finalizar, el texto incorpora un estudio del maestro de Primo Siena: el señor Silvano Panunzio, autor de textos luminosos, y de los cuales urge su traducción a nuestra lengua. Este breve apartado permitirá entender mejor la dirección en la que se concibe por metapolítica.
Muchas reflexiones han de surgir de la atenta lectura de esta obra. Habrá puntos en los cuales uno podrá disentir; y en la mayoría aplaudir. Pero, sin duda, será ésta la privilegiada labor del lector imparcial. Nosotros solo podemos recomendar el presente libro. Y no una, sino dos veces. Primero, por aportar elementos de valor para el pensamiento; y, segundo, por denunciar o, lo que es lo mismo, cortar con la espada de Perseo la confusa medusa de la criptopolítica, la cual también podríamos denominar contra-política y que es el reino de la ilusión llevado a la organización y dirección social.