07/02/25

Per i tipi di Hipérbola Janus, esce l'edizione spagnola del nostro "Che cos'è l'esoterismo"

 

Nos complace presentar al lector en lengua española una novedad de primer orden, y sobre un tema que viene siendo objeto de interés por parte de nuestra línea editorial, como es el esoterismo, que hemos abordado recientemente a través de un nuevo recopilatorio de la obra evoliana en Ensayos filosóficos, esotéricos y religiosos 1925-1931, donde hemos tratado de rescatar los textos de las primeras etapas en la formulación del pensamiento del Maestro Romano. No obstante, no es la primera aventura que hemos emprendido en este terreno, siempre complejo y acompañado de la etiqueta, popular y quizás vulgarizada, de lo «misterioso» y lo «oculto», aunque no somos nada sospechosos en ese sentido por banalizar o tratar de ofrecer un enfoque puramente literario del asunto, y ni mucho menos de simpatizar con aquellas vías que entroncan con el New age, donde las mixtificaciones y la voluntad de convertir el fenómeno esotérico en un producto de consumo más, como demanda el mercado, para satisfacer demandas materiales o simples modas de una masa sobresocializada son norma habitual.

Podríamos citar multitud de obras que están presentes en nuestro catálogo, como son El pensamiento esotérico de Leonardo, de Paul Vulliaud, El mundo mágico de los héroes, de Cesare della Riviera, una joya del esoterismo italiano del siglo XVII, en El maestro de la tradición perenne, de René Guénon, o en el ensayo de Gianluca Marletta OVNIS y alienígenas. Origen, historia y prodigio de una pseudorreligión, un ensayo de notable originalidad donde se abordan aspectos esotéricos, aunque sea de un modo más tangencial. También en la literatura, con la obra del gran mitólogo y literato Boris Nad, Una historia de Agartha y La muerte púrpura de Gustav Meyrink encontramos nuevas referencias al ámbito esotérico. De modo que podemos concluir en que el esoterismo forma parte esencial de nuestras publicaciones e intereses como editores, y contribuimos activamente a su difusión.

Una obra original

Por eso la presente obra, la que nos disponemos a presentar, cuyo título es ¿Qué es el esoterismo?: Entre verdades y falsificaciones, de Bruno Bérard y Aldo La Fata, viene a ser una obra muy necesaria y clarificadora en la comprensión del esoterismo en todas sus dimensiones, en la complejidad de sus particulares, y en sus múltiples manifestaciones. Quizás en el mundo de habla hispana el esoterismo es un fenómeno que no ha obtenido su merecida atención, y nuestros autores en este ámbito, como es el caso de un Ramón Llull entre otros, no sean objeto de la atención que merece, y las actividades esotéricas, a nivel de asociaciones, comunidades u otras formas de organización, tampoco sean especialmente conocidas, ni cuenten con una actividad reconocida. Es posible, como señala La Fata, que haya ciertas reticencias dentro del mundo católico, acostumbrado a la ortodoxia y la guía espiritual de la Iglesia, y que cualquier tipo de «desviación» hacia formas más individuales y «libres» de vivir ciertas formas iniciáticas, mucho más sutiles, provoquen el rechazo y la incomprensión general. No obstante, como también se encargan de aclarar nuestros autores, el esoterismo comprende una dimensión diferenciada, implica un esfuerzo que no todos están dispuestos a acometer, y finalmente, no es tampoco un camino de felicidad y de frutos seguros, implica una transformación interior y la asunción de unas prácticas y procedimientos que no son aptos para cualquiera. Digamos que el esoterismo es un camino, una vía, que a diferencia de las «religiones populares», exotéricas, supone un arduo camino que viene marcado por un principio vertical y aristocrático de la existencia, o al menos así queremos verlo nosotros. El incremento de la capacidad de discernimiento, aunar lo visible con lo invisible, y ser capaz de superar límites vedados al común, no por simple vanidad ni por «crecimiento personal», tal y como se concibe en las aburguesadas y decadentes sociedades actuales, sino como parte de un proceso de aprendizaje, de autoconocimiento y de liberación. No nos cabe duda alguna de la necesidad de restaurar los antiguos vínculos con lo Alto, las vías que quedaron cerradas y que nos han limitado progresivamente al exclusivo y estrecho ámbito de la materialidad.

La obra emplea el recurso de la entrevista/diálogo, que aporta frescura y fluidez al texto «simplificando», o más bien haciendo más accesibles y comprensibles elementos relacionados con el esoterismo, que de otro modo resultarían excesivamente complejos para una parte del público lector poco familiarizado con la materia. Este dinamismo se ve complementado por la riqueza de matices e ideas que se van introduciendo de manera progresiva, evitando que el lector pueda verse abrumado por la avalancha de ideas y contenidos. Las preguntas de Bruno Bérard, siempre inteligentes, incisivas y pertinentes, además de ordenadas y bien estructuradas, favorecen la continuidad y el dinamismo en la exposición de los temas, ejerciendo de guía en la conversación. De ahí que el libro sea apto para diferentes niveles, tanto para aquellos que desconocen el esoterismo, como para quienes se encuentran familiarizados con el tema. Aldo La Fata, de acuerdo con su dilatada y extensa trayectoria en la materia, nos hace reflexiones teóricas de enorme valor, que entrelaza con su propia experiencia y trayectoria en el estudio del esoterismo. Sin lugar a dudas este aspecto nos permite ver una vertiente más humana e íntima, en la que se incluyen anécdotas personales y biográficas que siempre permiten una mayor conexión con el lector a través de la mezcla de hechos vitales y erudición teórica.

La entrevista que nos ofrecen Bruno Bérard y Aldo La Fata nos permite explorar la relación dialéctica que se genera entre el esoterismo y otros ámbitos como la religión, la ciencia o la filosofía. Todas las cuestiones se abordan desde enfoques muy concretos, abordando problemáticas particulares, que dan lugar a reflexiones más amplias evitando las simplificaciones e invitando a reflexiones mucho más profundas. De ahí la función de introducción y guía a la que nos venimos refiriendo.

Estos aspectos que acabamos de enumerar con anterioridad revelan un notable esfuerzo pedagógico por parte de los autores para acercarnos al estudio del esoterismo, nos aporta las herramientas necesarias, parafraseando el título de la obra, para discernir entre un verdadero esoterismo y sus falsificaciones.

Más allá de estos aspectos formales, que consideramos que es importante destacar, porque en ellos reside el éxito de la obra, en un planteamiento que resulta original, a la par que ameno y de gran interés, debemos considerar otros aspectos que hacen más referencia al contenido. «¿Qué es el esoterismo? Entre verdades y falsificaciones» pretende, como decíamos, clarificar qué es el esoterismo, cuales son sus particulares, sus características y atributos, su naturaleza más íntima, como fenómeno espiritual y filosófico en sus aspectos más profundos, que podemos remontar a épocas muy remotas y lejanas en el tiempo. Pero el esoterismo aparece en ocasiones fuertemente imbricado en otras estructuras de pensamiento, de tipo tradicional, como son las grandes religiones (Cristianismo, Islam, Judaísmo etc) y otros conceptos como la mística y la metafísica, cuyas relaciones hay que desentrañar.

La importancia de René Guénon

Aldo La Fata nos libera desde el principio de posibles equívocos al enfatizar que el verdadero esoterismo no es una simple acumulación de conocimientos secretos o rituales exóticos, sino una vía de trascendencia espiritual basada en el rigor y la autenticidad. A este respecto René Guénon aparece como uno de los grandes esoteristas de nuestro tiempo, en la medida que fue el gran intérprete y codificador de estos conocimientos, una figura que marcó un antes y un después en la comprensión de este ámbito, especialmente por su rigor conceptual y su capacidad para distinguir entre lo auténtico y lo falso en las tradiciones espirituales. A tal respecto podemos poner como ejemplo sus contundentes análisis de las corrientes ocultistas, especialmente del espiritismo o del teosofismo, en diferentes obras. Podemos decir a este respecto que Guénon hizo una distinción entre esoterismo y ocultismo, disociando el significado del primero de prácticas superficiales y desviadas, mientras que definió el esoterismo como una vía de conocimiento sagrado y trascendente. En este sentido fue una labor fundamental para evitar confusiones con mixtificaciones modernas y pseudoesoterismos como aquellos relacionados con el New Age.

Paralelamente, y con ello queremos dignificar la figura de René Guénon, el tradicionalista francés también nos abrió las fuentes de un vasto conocimiento espiritual, expresión de una «Tradición primordial», a cuyos orígenes prístinos siempre deberíamos aspirar, y cuya impronta impregna por completo religiones, culturas y formas de civilización no modernas, claro está. Y otro elemento fundamental, y que en la presente obra se considera de vital importancia, es que René Guénon considera el esoterismo no como una vía interna propia de la religión, sino como una vía complementaria que permite acceder a la esencia divina más allá de las formas externas. Para Aldo La Fata no se trata de una mera referencia intelectual, sino una figura que marcó su propio rumbo dentro del estudio del esoterismo. A través de obras como Los símbolos de la ciencia sagrada, La Fata descubrió la profundidad y la coherencia del pensamiento guenoniano, así como la idea de que el esoterismo actúa como el «pegamento» que conecta todas las tradiciones espirituales. Esta visión le permitió entender el esoterismo como algo inseparable de la religión, aunque con una profundidad y una exigencia mayores.

¿Qué es el esoterismo?

El término esoterismo tiene sus raíces etimológicas en el griego esôterikos, que implica un «ir hacia dentro» y que se contrapone a una variante exterior que definimos como «exoterismo», que se encuentra más vinculado al ámbito de la religión. Se trata de un conocimiento que no atiende a un principio puramente intelectual y discursivo sino que apunta a una vivencia directa y sapiencial de lo trascendente. Lejos de la acumulación de saberes ocultos y rituales, lo que prima en la experiencia de lo esotérico es la conexión directa con lo trascendente y lo divino a través de la práctica espiritual.

De hecho hay tres aspectos que nuestros autores destacan a lo largo de la obra respecto al esoterismo, y que nos parecen fundamentales:

Interioridad: Supone un movimiento continuo hacia el interior, de exploración e introspección, en el que se tratan de derribar límites y obstáculos. Atendiendo a un dinamismo que huye de lo fijo y de lo estático.

Profundización: La búsqueda de significados más profundos tras la realidad cotidiana, buscando ir más allá de la pura exterioridad de las cosas

Relación con el exoterismo: Podemos considerarlo opuesto en sentido relativo al esoterismo, como una dimensión más externa y visible de las religiones, aunque este último (el esoterismo), no puede sobrevivir sin el apoyo de una tradición religiosa.

En relación al último punto debemos destacar, como advierten Bérard y La Fata, que pese a todo no podemos entender el esoterismo como una parte de las religiones, sino que tiene su propia función y objetivos, que no es otro que el que ya hemos mencionado con anterioridad: establecer una conexión directa con la verdad que irradia del principio universal y divino.

Otro aspecto interesante de la obra es el que nos habla de las relaciones entre esoterismo y metafísica, en el que el primero pretende ser también una vía de acceso al dominio del segundo. El esoterismo, como ya hemos visto, tiene como principal propósito trascender las categorías del mundo material para proyectarse en lo universal, y en este sentido comparte también objetivos con la metafísica, que pretende superar las limitaciones de la experiencia humana ordinaria y de acceder a las verdades primordiales que estructuran la realidad. Ambos apuntan a la raíz de todo lo existente, al absoluto. Las divergencias las hallamos en la forma o en el método para alcanzar estas verdades trascendentes, que en el caso del esoterismo nos remiten a símbolos, rituales y experiencias vivenciales que permiten al practicante interiorizar verdades universales.

De este modo, esoterismo y metafísica se nos presentan como realidades no opuestas, sino complementarias. La metafísica nos ofrece un marco conceptual y doctrinal para entender lo absoluto, mientras que el esoterismo se centra en su realización interna. En términos guenonianos, el esoterismo representa los aspectos operativos de la metafísica.

De modo que podemos decir que la metafísica aborda el tema trascendente desde una perspectiva conceptual, sin esa parte vivida de la experiencia en el conocimiento de lo universal. El esoterismo, por su parte, aporta esa contraparte que nos remite a la experiencia humana que permite al individuo acceder o ponerse en conexión con lo divino a través de su propio ser, de manera directa y vívida. Es un camino que el sujeto individual emprende para lograr una transformación interior.

Paralelamente, no podemos obviar dentro de todos estos procesos la participación de un elemento fundamental, como es la intuición suprarracional, que podríamos considerar como la herramienta que conecta al esoterista directamente con la fuente del conocimiento trascendente y universal, en lugar de hacerlo directamente a través de teorías o conceptos que siempre resultan más abstractos y difíciles de comprender en su vertiente más «discursiva». Al mismo tiempo, las relaciones que se establecen entre esoterismo y metafísica nos permiten poner en contacto las tradiciones religiosas con el conocimiento universal. Según La Fata, inspirándose en el legado de la obra de Frithjoff Schuon, cada tradición espiritual tiene una dimensión metafísica que puede ser comprendida y realizada a través del esoterismo, como un medio para acceder a la esencia inmutable de todas las formas religiosas.

Otro aspecto que esoterismo y metafísica comparten es la meta de superar la dualidad entre sujeto y objeto: Mientras que la metafísica conceptualiza esta unión como una verdad última, el esoterismo busca experimentarla directamente a través de la contemplación, el símbolo y la práctica espiritual.

En ¿Qué es el esoterismo?: Entre verdades y falsificaciones, asistimos a una presentación del tema tratado desde un conocimiento profundo y dilatado del tema, en la que ambos autores combinan la experiencia y el conocimiento que atesoran sobre el esoterismo y otros temas anejos, ofreciéndonos sus interpretaciones y enfoques particulares, y al mismo tiempo mostrando una gran capacidad de síntesis en la exposición de los temas tratados, que se inscriben en una multitud de tradiciones religiosas y espirituales de enorme complejidad. En este último punto reside también gran parte del valor de la obra, que constituye una novedad editorial especialmente relevante en su ámbito en lengua hispana.


Fonte: ¿Qué es el esoterismo?, de Bruno Bérard y Aldo La Fata | Hipérbola Janus

23/01/25

Un'importante novità editoriale: il Glossario di metapolitica. Il lessico della tradizione e della modernità

 

L’Istituto Internazionale Joseph de Maistre, in sinergia con la raffinata casa editrice artigianale Lo Studiolo di Sanremo, ha recentemente arricchito il panorama culturale con un’opera di indiscusso rilievo: il Glossario di Metapolitica, sottotitolato Il lessico della tradizione e della modernità. Questo volume a giudizio di chi scrive si impone come una pietra miliare per i cultori degli studi tradizionali e metapolitici, offrendo un contributo prezioso e direi imprescindibile alla comprensione di una serie di concetti che, troppo spesso, vengono trattati con una superficialità che ne sminuisce la complessità e la profondità. In effetti, i concetti, quando vengano estrapolati dal contesto storico che ne ha plasmato la genesi e ne ha sancito il valore, finiscono inevitabilmente per perdere nitidezza, divenendo vaghi e imprecisi. Ed è proprio questa lacuna interpretativa a condurre a un loro utilizzo non solo imperfetto, ma talvolta persino fuorviante. Riflettendo su tali problematiche, tempo addietro dedicammo un lungo articolo alla parola “metapolitica”, analizzandone la genealogia, le sue principali occorrenze storiche e i molteplici significati che le sono stati attribuiti da figure di spicco appartenenti a differenti tradizioni culturali, filosofiche e ideologiche[1]. Da tale analisi emerse una verità ineludibile: ogni epoca e ogni autore forgiano le parole secondo il proprio bisogno, piegandole a fini contingenti e soggettivi. Non esiste, dunque, un’autorità assoluta che possa rivendicare l’egemonia interpretativa su termini così polisemici. Tuttavia, ciò non esime gli studiosi dal compito di chiarire, con rigore e trasparenza, il significato attribuito ai termini impiegati, cercando di rendere il proprio linguaggio il più preciso possibile. Un vocabolario confuso o ambiguo non solo genera equivoci, ma rischia di screditare l’intero corpus di pensiero che si intende rappresentare. In questo senso, il Glossario di Metapolitica si pone come uno strumento “salvifico” per un ambiente culturale che vede nelle parole non solo un mezzo di espressione, ma anche un riflesso delle proprie aspirazioni e della propria identità. Altro grande pregio di questo libro è quello di non limitarsi a dare significati e ricostruire la storia di certi termini, ma di offrire chiavi di lettura rigorose e illuminanti, rendendo giustizia alla ricchezza semantica e concettuale di un lessico che costituisce il fondamento di un’intera visione del mondo. Naturalmente non si può dire tutto in poche righe o in poche pagine, ma per ogni voce ci sono i riferimenti ai libri per gli approfondimenti che nel loro insieme costituiscono una vasta e ordinata bibliografia di opere concernenti il sapere metapolitico e tradizionale. Pensiamo che questo lavoro possa costituire un punto di partenza per un futuro glossario anche più ampio, magari con l’inserimento di voci che potrebbero essere sfuggite al pur così competente curatore a cominciare proprio dalla parola “metapolitica” che dà il titolo al volume e per la quale si sono spese nobili parole nella premessa, ma che stranamente non appare tra le voci del Glossario. Ci vengono in mente anche altre parole che non figurano, come ad esempio “aristocrazia”, “autorità”, “corona”, “dinastia”, “guerra”, “guerra santa”, “nazionalismo”, “organicismo”, “reazione”, ecc. D’altronde un dizionario è sempre un work in progress e non si può pretendere che sia completo. Anche perché, come in questo caso, le esigenze dell’editore erano di licenziare in tempi non biblici un agile prontuario e riteniamo che il compito sia stato assolto nella maniera più egregia possibile.

Qui cogliamo l’occasione anche per esprimere la nostra gratitudine al curatore dell’opera, Faris La Cola, per il generoso riferimento al nostro summenzionato articolo sulla metapolitica e anche per l’invito, lusinghiero ma purtroppo declinato per sopraggiunti impegni, a collaborare alla stesura del glossario. Ciononostante, siamo lieti che la nostra linea di pensiero abbia trovato voce attraverso il contributo del dott. Giovanni Flamma, valente membro del Circolo Dante Alighieri, cui è stata affidata la curatela delle voci Controrivoluzione e Monarchia.

In conclusione, diciamo che quest’opera, frutto di un impegno corale, si configura non solo come una mappa concettuale del pensiero tradizionale, ma anche come uno strumento indispensabile per chiunque desideri approfondire le radici e le prospettive della metapolitica.

                                                                                                                 A.L.F.

  SOMMARIO:

Quale Metapolitica? di Faris La Cola  
IL LESSICO DELLA TRADIZIONE E DELLA MODERNITÀ 
Abdicazione di Giordana Carucci
Araldica di Faris La Cola 
Caccia di Marco Innocenti 
Califfato di Riccardo Mandelli 
Caste di Giovanni Monastra
Cavalleria/Cavalierato di Faris La Cola 
Consacrazione di Adolfo Morganti 
Controrivoluzione di Giovanni Flamma 
Corte di Nicolò Dal Grande 
Crisma/Unzione di Giordana Carucci 
Cultura, coltura, culto di Eduardo Ciampi 
Diritto divino di Daniele Minisini 
Epopea/Epica di Alberto Nutricati  
Evoluzione di Sergio Castellino 
Famiglia di Ruben De Lorenzo 
Feudalità di Faris La Cola 
Fons Honorum di Corrado Savasta 
Gerarchia di Luca de Vincentiis
Giusnaturalismo di Lucien T. Glencoe 
Imperium di Mario Polia
Iniziazione di Sergio Castellino 
Laudes Regie di Gian Luigi Bruzzone 
Legge salica di Corrado Savasta 
Libertà di Eleonora Iannario 
Monarca universale di Faris La Cola 
Monarchia di Giovanni Flamma 
Nobiltà di Pier Felice degli Uberti 
Oligarchia di Alessio Bellini 
Onore di Lucien T. Glencoe 
Papato di Youri Martini 
Pianto rituale di Sofia Chiappini 
Pluralis maiestatis di Paolo Romeo 
Re e regine Santi di Gian Luigi Bruzzone 
Re Taumaturghi di Marina Montesano 
Regalia di Tommaso Romano 
Regalità di Tommaso Romano 
Regicidio di Lucien T. Glencoe 
Regno di Alberto Nutricati 
Religione di Youri Martini 
Sacrificio di Giovanni Monastra 
Sacro di Adolfo Morganti 
Sangue di Ruben De Lorenzo 
Schiavitù di Alberto Nutricati 
Senato di Corrado Savasta 
Sigillo di Faris La Cola 
Sovranità di Alessandro Settimo 
Spada di Julien Simonpieri 
Teocrazia di Claudio Muiti 
Terra di Alessio Bellini 
Titolature di Foris La Cola 
Tradizione di Sergio Castellino 
Veltro di Marco Innocenti 



[1] La genealogia della metapolitica e il suo significato nell’opera e nel pensiero di Silvano Panunzio, in “Arthos” n. 31 “I tempi ultimi” (2022), pp. 80-92.


14/01/25

Che cos'è l'esoterismo: una recensione di Roberto Minichini

Il volume di cui mi occupo in questo scritto lo considero il miglior libro nel campo della saggistica letto in lingua italiana durante l’anno 2024. Affronta, già nel titolo, un argomento di cui si sente parlare spesso ma in cui la fanno da padroni generalmente sia la superficialità che le mistificazioni, trattasi dell’esoterismo. L’opera in questione ha una impostazione che difende la visione del mondo della Tradizione. “Che cos’è l’Esoterismo”-“tra verità e contraffazioni” è il titolo della meravigliosa pubblicazione della casa editrice Solfanelli, che vede come protagonisti di altissimo livello due specialisti che conversano fra loro: Bruno Bérard (1958) che interroga ed interagisce con Aldo La Fata (1964). Trattasi di una approfondita serie di interviste, divise in capitoli, fatte ad Aldo La Fata, noto studioso della Tradizione e dell’esoterismo e della storia delle religioni, uno scrittore cattolico che a lungo è stato stretto collaboratore del grande filosofo, teologo, esperto di Cristianesimo e spiritualità universale italiano Silvano Panunzio (1918-2010). Aldo La Fata dimostra la sua immensa preparazione nel campo dell’esoterismo e delle religioni tradizionali in una serie di ben diciassette capitoli che spaziano dai rapporti fra esoterismo e scienza, esoterismo e religione, storia dell’esoterismo, esoterismo e mistica, una panoramica dell’esoterismo nelle tre forme tradizionali religiose abramitiche, oltre che nell’Induismo, nel Buddhismo e nel Taoismo. Completano il volume altri capitoli intensi che parlano anche del percorso biografico dello stesso Aldo La Fata, e ci si immerge anche in dimensioni sempre più particolari, come il capitolo sugli esoterismi moderni, la metafisica, “l’umiltà cognitiva” e per finire si cerca, cosa difficilissima, di dare una definizione dello stesso Esoterismo in quanto tale. Per un totale di 219 pagine ci sono anche allegati, postfazione, bibliografie (sia di Aldo La Fata che di Bruno Bérard), indice dei nomi. Pubblicato in questa prima edizione italiana nel mese di luglio 2024, l’opera è uscita in precedenza in lingua francese oltralpe presso i nostri cugini francesi. La particolare natura “saturnina” e tradizionale dei contenuti mi va particolarmente a genio; come punto di riferimento spesso si cita il metafisico e sufi francese René Guénon (1886-1951), morto al Cairo e conosciuto anche con il nome Shaykh Abdelwahid Yahya. Un altro protagonista importante è il già citato Silvano Panunzio, il quale, in qualche modo, può essere considerato una sorta di Guénon italiano e cattolico, un pensatore profondo ed originale ma che sicuramente traeva molta ispirazione dal Maestro francese e in parte probabilmente anche dal “barone”, il filosofo, orientalista ed esoterista Julius Evola (1989-1974), nonostante quest’ultimo sia spesso rifiutato da tanti “guénoniani di “stretta osservanza” ed ovviamente anche dal mondo cattolico in generale, lo stesso discorso si potrebbe fare, per quanto riguarda una certo ostracismo e dissenso, ricordando il nome di un altro studioso citato nel libro, il filosofo neopagano pitagorico e cultore di studi massonici Arturo Reghini (1878-1946). Inoltre nel volume appare anche un altro protagonista delle vicende dell’esoterismo italiano, l’esponente del pensiero ermetico Giuliano Kremmerz (1861-1931). Per comprendere a fondo il testo della conversazione fra Bruno Bérard ed Aldo La Fata bisogna in ogni caso avere una ottima conoscenza per quanto riguarda la storia assai vasta dell’esoterismo italiano del Novecento, ambienti, personaggio, filoni di pensiero, orientamenti spesso non compatibili fra di loro, rivalità, opere scritte e vite vissute. ”Che cos’è l’Esoterismo” inoltre è una specie di piccola enciclopedia, dal punto di vista di una prospettiva squisitamente esoterica tradizionale, della storia delle religioni dell’intera umanità e di tutti i tempi. Il libro quindi sottintende una concezione teorica essenzialmente guénoniana, per cui si accetta la divisione sostanziale fra esoterismo ed exoterismo e si è d’accordo con quello che Frithjof Schuon (1907-1998), altro autore citato nel libro, definiva come “unità trascendente delle religioni”, inoltre si concede dignità alla Massoneria come Forma di spiritualità e di esoterismo autentica, facendo i dovuti ed assai intricati distinguo, e si espone comunque essenzialmente (anche qui però con delle specificazioni e con una analisi non semplicistica) la differenza fra mistica ed esoterismo. Ciò che elenco qua è una schematica sintesi rispetto alla complessità e la densità degli insegnamenti e delle tesi sostenute da Aldo La Fata. Certo è che il volume è una lettura molto ricca ed affascinante, concettualmente profonda e una miniera di conoscenze anche storiche. Una esperienza rara, a mio avviso assolutamente da fare.


Roberto Minichini, gennaio 2025

01/01/25

Il nuovo numero del Corriere metapolitico

 

Editoriale di Aldo La Fata, p. 5

 

·         Ripescaggi editoriali: Saggi ed articoli di Attilio Mordini

Premessa di Maria Caterina Camici, p. 7

 

- Tornare ad Ascesi, p. 9                                                                        

-          I. Origini eroiche del monachesimo, p. 10                                     

-          II. La guerra santa di Francesco d’Assisi, p. 20                            

-          III. Umiltà e pace, p. 33

-          IV. Dottrina angelica e sapienza serafica, p. 41

-          V. Aristocrazia di madonna povertà, p. 48

- Il saluto della salvezza, p. 59

- L’unità della cattedrale, p. 69

- Per una metafisica dello spettacolo, p. 73

-          I. Il genere primordiale, p. 73

-          II. Il canone della trascendenza, p. 76

-          III. Il rito dello spettacolo, p. 85

-          IV. Il Mito e il Verbo, p. 89

-          V. Dal Verbo al movimento, p. 95

-          VI. Il teatro come linguaggio, p. 100

-          VII. Il teatro del silenzio, p. 105

- Tradizione e Rivelazione, p. 113

- Azione aristocratica, p. 125

- L’arco in cielo, p. 131

- Senso di Roma, p. 144

- Il coro del Mediterraneo, p. 150

-          I. Il coro del sangue, p. 150

-          II. La preda della sapienza, p. 152

-          III. Il mediterraneo di San Francesco, p. 155

-          IV. I tre virgulti di sapienza e di vita, p. 158

-          V. Problemi vivi sul mare nostro, p. 160

 

I libri di Attilio Mordini, p. 163

Gli Articoli, p. 165

Articoli su A. Mordini, p. 167

Libri su A. Mordini, p. 168

 

Intermezzi poetici:

-          Marianne Bottari, La giusta preghiera; Il giudizio; Il compimento, p. 171-172

Profili:

-          Roberto Russano, Silvano Panunzio: un innamorato di Gesù nell’era di internet, p. 175

Studi:

-          Nuccio D’Anna, La medicina sacra nell’Ellade arcaica, p. 187

-          Dario Chioli, Il tempio che Davide non poté costruire, p. 201

-          D.C., Una profezia biblica manifestamente realizzatesi, p. 204

Segnalazioni librarie:

-          Jerónimo Molina, L’immaginazione del disastro. Raymond Aron realista politico, p. 211

-          Glossario di metapolitica. Il lessico della tradizione e della modernità, p. 212

-          Attilio Mordini, Lettere a Maria, p. 212

-          Huston Smith, Verità dimenticate, p. 213

-          Dario Chioli, Nozze in sogno. Poesie 1970-1976, p. 214

-          D.C., Il viandante nel suo labirinto. Poesie 1976-1988, p. 215

-          D.C., I fiori d’occidente. Poesie 1989-2023, p. 215

-          D.C., Le interrogazioni del santo filosofo, p. 216

-          D.C., La Cinquantesima Porta. Storia ed esoterismo del Giubileo, p. 217

In vendita su Amazon:

Il Corriere metapolitico: studi universali n. 23 : VV., AA.: Amazon.it: Libri


30/11/24

Attilio Mordini: Lettere a Maria

 


Una novità importante per gli estimatori di Attilio Mordini: "Lettere a Maria". A cura di Rodolfo Gordini e con una bellissima prefazione di Carlo Lapucci. Il Mordini più umano, intimo e vero, quello che scriveva parole nobili, vive, piene di sentimento e a volte struggenti all'amata. Un testo imperdibile che consigliamo vivamente.

29/10/24

"Il Talebano": intervista ad Aldo La Fata

 

LE INTERVISTE TALEBANE: ALDO LA FATA

 

Il concetto di Homo religiosus, reso celebre da Mircea Eliade e ulteriormente sviluppato da Julien Ries, costituisce un faro imprescindibile per chi intende riflettere sulla natura profonda dell’essere umano e sulle radici della sua identità. Sebbene spesso associato a correnti identitarie, questo concetto acquista una sfumatura peculiare quando lo si inquadra nel pensiero di questi due grandi studiosi.

Eliade e Ries ci invitano a considerare il patrimonio mitico, simbolico e spirituale non come un mero prodotto storico, ma come un’espressione di una realtà più profonda, metastorica e metatemporale. In altre parole, il sacro, inteso come dimensione trascendente che permea ogni cultura e ogni individuo, trascende le contingenze storiche e le mode del momento.

Da questa prospettiva, le visioni riduttive e ideologiche che spesso caratterizzano le discussioni sull’identità rischiano di impoverire la riflessione sulla spiritualità umana. È fondamentale, invece, confrontarsi con studiosi in grado di integrare la dimensione storica e quella trascendente, offrendo così una comprensione più completa e articolata della nostra identità.

È con grande piacere che oggi accogliamo Aldo la Fata, allievo di Silvano Panunzio e direttore della rivista “Il Corriere metapolitico”. La sua eredità intellettuale, unita alla sua profonda conoscenza delle opere di Eliade e Ries, ci permetterà di approfondire ulteriormente questi temi e di riflettere sul ruolo che la spiritualità può svolgere nella costruzione di una società più giusta e umana.

In un’epoca caratterizzata da un crescente individualismo e da una perdita dei riferimenti tradizionali, il concetto di Homo religiosus ci invita a riscoprire il senso di appartenenza a una comunità più ampia, radicata in valori condivisi e in una visione del mondo che trascende l’individuo. La difesa dell’identità, intesa in questo senso, non è un atto di chiusura verso l’altro, ma piuttosto un’affermazione della nostra umanità comune e della nostra capacità di trascendere i limiti della nostra finitezza.

Dottore La Fata, voglio ringraziarla per la sua disponibilità e chiederle di illustrare ai nostri lettori il suo percorso intellettuale.

Volentieri, ma non prima di aver ringraziato il “Talebano” per l’ospitalità concessami e per l’attenzione riservata al pensiero e all’opera di Silvano Panunzio. Circa il mio percorso intellettuale e spirituale (non posso separare l’uno dall’altro), dirò che esso ha a che fare con quello che il filosofo Julius Evola – altro autore e studioso a al quale devo molto – ebbe a definire “impulso alla trascendenza”. Questo impulso, che nel linguaggio cristiano potremmo chiamare “vocazione”, ha influenzato in modo determinante i miei orientamenti e le mie inclinazioni intellettuali, in particolare il vivo interesse per lo studio comparato delle religioni. Avevo circa quindici anni quando venne pubblicata la prima edizione italiana della “Storia delle credenze e delle idee religiose” di Mircea Eliade, in tre volumi. Ricordo che quella lettura fu decisiva per me, segnando una svolta nelle mie ricerche e nei miei studi successivi. Se ben ricordo, scoprii Eliade proprio grazie a Evola, che fu il mio primo riferimento letterario. Nella biblioteca di mio padre trovai alcuni dei suoi libri, che attrassero immediatamente la mia curiosità di giovane lettore, affamato di conoscenza. Li lessi con grande avidità. Tutti gli autori che Evola citava nei suoi libri furono oggetto del mio interesse e cercai di metterne insieme quanti più ne potevo. A cominciare da René Guénon. Eliade venne appena dopo. Saggi e romanzi. Questi ultimi soprattutto mi appassionarono. Era l’Eliade “esoterico” a colpirmi, quello capace di esprimere nelle sue opere narrative ciò che il più formale storico delle religioni riusciva abilmente a nascondere nelle sue trattazioni accademiche. Sarebbe lungo elencare tutte le mie esplorazioni librarie, ma in sintesi posso dire che, negli anni, mi sono orientato con convinzione verso quella che potremmo chiamare la corrente “tradizionale”, seguendo le orme di Evola, Guénon, Schuon e altri studiosi di questa linea di pensiero, tra cui Panunzio e Mordini. È una prospettiva che, dal mio punto di vista, tenta di conciliare le più elevate visioni spirituali delle religioni tradizionali dell’umanità (senza escluderne alcuna) con il sapere umano, anche accademico, in un raro e prezioso sforzo di sintesi. Due grandi mediatori di questa operazione culturale “provvidenziale” sono stati proprio Eliade e il teologo e antropologo religioso Julien Ries. Pur non essendo gli unici, il loro contributo resta, a mio avviso, quasi ineguagliato.

Vuole spiegare ai nostri lettori chi era e l’importanza di oggi di Silvano Panunzio?

Conobbi Silvano Panunzio dopo aver letto il suo capolavoro “Contemplazione e Simbolo, summa iniziatica orientale-occidentale”, pubblicato nel 1976. Quell’opera in due volumi, per un totale di circa settecento pagine, mi colpì profondamente. Nonostante le mie letture rischiose iniziate molto presto, sono sempre rimasto cattolico, e nessun autore è mai riuscito a sradicare o compromettere la mia fede. Non saprei spiegarne esattamente le ragioni, ma credo che qualcosa di molto profondo in me mi abbia sempre impedito di deviare verso altre strade, nonostante l’attrazione che ho sempre provato, in particolare, per il buddhismo stoico di Evola. L’opera esoterica di Panunzio, cattolico come me, mi risultò quindi immediatamente congeniale. Panunzio, figlio del noto giurista Sergio Panunzio (1886-1944), si interessò anche lui fin da giovanissimo di esoterismo e religioni e sulle orme del padre cercò di conciliare questi saperi con gli studi politici (presa appunto una laurea in Scienze Politiche). Da qui la “metapolitica”, vichianamente una “scienza nuova” che secondo le sue intenzioni avrebbe dovuto affiancare la “metafisica tradizionale”. La sua grande intuizione, che condivido pienamente e che, dopo la sua scomparsa nel 2010, ho cercato di portare avanti con la rivista di studi universali “Il Corriere metapolitico” – nata dalle ceneri della rivista panunziana “Metapolitica”, di cui fui per un decennio caporedattore – fu quella di comprendere che l’individuo non si salva da solo. La sua peregrinazione terrena si compie come uomo fra gli uomini, in un contesto collettivo, e la sfida consiste nel trovare il modo di far cooperare tutte le energie umane verso un fine che sarà necessariamente comune. Naturalmente, qui posso solo semplificare una visione che trova molti punti di contatto con le tradizioni universali, in particolare con il cristianesimo. Non a caso, Panunzio definì la metapolitica come “escatologia civile”. La Dottrina sociale della Chiesa rappresenta una chiave per comprendere questa metapolitica, anche se non è l’unica. In ogni caso, invito chi volesse approfondire questo approccio a leggere i due corposi volumi di Panunzio, “Metapolitica, dalla Roma eterna alla Nuova Gerusalemme”, recentemente ristampati dall’editore Iduna (2019), oppure il più breve testo di scritti panunziani da me curato, “Che cos’è la metapolitica” (Solfanelli, 2023).

L’importanza di Panunzio oggi si spiega facilmente. Credo che egli abbia colto, meglio di altri autori del medesimo orientamento, le radici dei mali che affliggono l’umanità, tracciando una via percorribile per chi desideri uscire da tale impasse. È fondamentale partire dalle proprie radici culturali e spirituali; chi tenta di prescinderne rischia inevitabilmente di smarrirsi o di evadere dalla realtà. Oggi siamo certamente più consapevoli di una condizione collettiva di sradicamento, un fenomeno che forse ai tempi di Panunzio era meno avvertito e che rende la situazione più complessa per tutti. Tuttavia, resta essenziale partire sempre da un “centro”, e questo centro è quello in cui siamo stati collocati, per nascita, per ventura, o per un disegno trascendente di cui non conosciamo l’origine, ma che siamo chiamati a riconoscere e considerare.

Come valuta la figura di Attilio Mordini?

La valuto molto bene. Sono da sempre un estimatore del “cattolico ghibellino”, fin da quando scoprii la sua opera leggendo la rivista di comparazione e sintesi “Excalibur”, pubblicata verso la fine degli anni Settanta. Ho scritto di Mordini nell’introduzione a una piccola raccolta di lettere di Panunzio indirizzate al nobile fiorentino, di cui fu amico e, in un certo senso, maestro (“Lettere a Mordini”, Solfanelli, Chieti 2024). In quella sede, sottolineavo le differenze tra i due studiosi, ma anche gli importanti punti di convergenza. Molti ritengono che Mordini oggi non abbia più molto da dire e che la sua opera sia superata, inattuale. Tuttavia, io non la penso così.

Tutto dipende da come lo si legge, e credo che essa vada interpretata per la straordinaria capacità di Mordini di trovare “segni” e simboli ovunque, persino tra le pieghe della storia. Con una grande intelligenza e intuizione, riusciva a trarne insegnamenti validi per l’oggi e per il domani. Ritengo che il vero cuore della sua attualità risieda nel suo “metodo”: un’ermeneutica tradizionale che attinge alla sapienza universale, facendo confluire questa conoscenza in un cristianesimo eterno, senza limiti o confini, né confessionali né religiosi (per quanto all’apparenza questi “limiti” possano sembrare evidenti a qualche lettore un po’ superficiale).

Questo approccio “universale” al pensiero e alla tradizione è quanto mai necessario oggi, e lo si ritrova in abbondanza nelle pagine di Mordini, anche laddove il suo pensiero appare più problematico o controverso. Penso che il lettore contemporaneo abbia il dovere di andare oltre i limiti che ogni opera, ieri come oggi, può porre, per trarre beneficio dall’essenziale che vi si trova contenuto. Chi riuscirà a cogliere questo essenziale, saprà scoprire in Mordini tesori di straordinaria bellezza e profondità.

Paolo Guidone

Fonte: LE INTERVISTE TALEBANE: ALDO LA FATA – IL TALEBANO