Nos
complace presentar al lector en lengua española una novedad de primer orden, y
sobre un tema que viene siendo objeto de interés por parte de nuestra línea
editorial, como es el esoterismo, que hemos abordado recientemente a través de
un nuevo recopilatorio de la obra evoliana en Ensayos
filosóficos, esotéricos y religiosos 1925-1931, donde hemos tratado de
rescatar los textos de las primeras etapas en la formulación del pensamiento
del Maestro Romano. No obstante, no es la primera aventura que hemos emprendido
en este terreno, siempre complejo y acompañado de la etiqueta, popular y quizás
vulgarizada, de lo «misterioso» y lo «oculto», aunque no somos nada sospechosos
en ese sentido por banalizar o tratar de ofrecer un enfoque puramente literario
del asunto, y ni mucho menos de simpatizar con aquellas vías que entroncan con
el New age, donde las mixtificaciones y la voluntad de convertir el
fenómeno esotérico en un producto de consumo más, como demanda el mercado, para
satisfacer demandas materiales o simples modas de una masa sobresocializada son
norma habitual.
Podríamos
citar multitud de obras que están presentes en nuestro catálogo, como son El
pensamiento esotérico de Leonardo, de Paul Vulliaud, El
mundo mágico de los héroes, de Cesare della Riviera, una joya del
esoterismo italiano del siglo XVII, en El
maestro de la tradición perenne, de René Guénon, o en el ensayo
de Gianluca Marletta OVNIS
y alienígenas. Origen, historia y prodigio de una pseudorreligión, un
ensayo de notable originalidad donde se abordan aspectos esotéricos, aunque sea
de un modo más tangencial. También en la literatura, con la obra del gran
mitólogo y literato Boris Nad, Una
historia de Agartha y La muerte púrpura de Gustav
Meyrink encontramos nuevas referencias al ámbito esotérico. De modo que
podemos concluir en que el esoterismo forma parte esencial de nuestras
publicaciones e intereses como editores, y contribuimos activamente a su
difusión.
Una
obra original
Por
eso la presente obra, la que nos disponemos a presentar, cuyo título es ¿Qué
es el esoterismo?: Entre verdades y falsificaciones, de Bruno Bérard y Aldo
La Fata, viene a ser una obra muy necesaria y clarificadora en la comprensión
del esoterismo en todas sus dimensiones, en la complejidad de sus particulares,
y en sus múltiples manifestaciones. Quizás en el mundo de habla hispana el
esoterismo es un fenómeno que no ha obtenido su merecida atención, y nuestros
autores en este ámbito, como es el caso de un Ramón Llull entre
otros, no sean objeto de la atención que merece, y las actividades esotéricas,
a nivel de asociaciones, comunidades u otras formas de organización, tampoco
sean especialmente conocidas, ni cuenten con una actividad reconocida. Es
posible, como señala La Fata, que haya ciertas reticencias dentro del mundo
católico, acostumbrado a la ortodoxia y la guía espiritual de la Iglesia, y que
cualquier tipo de «desviación» hacia formas más individuales y «libres» de
vivir ciertas formas iniciáticas, mucho más sutiles, provoquen el rechazo y la
incomprensión general. No obstante, como también se encargan de aclarar
nuestros autores, el esoterismo comprende una dimensión diferenciada, implica
un esfuerzo que no todos están dispuestos a acometer, y finalmente, no es
tampoco un camino de felicidad y de frutos seguros, implica una transformación
interior y la asunción de unas prácticas y procedimientos que no son aptos para
cualquiera. Digamos que el esoterismo es un camino, una vía, que a diferencia
de las «religiones populares», exotéricas, supone un arduo camino que viene
marcado por un principio vertical y aristocrático de la existencia, o al menos
así queremos verlo nosotros. El incremento de la capacidad de discernimiento,
aunar lo visible con lo invisible, y ser capaz de superar límites vedados al
común, no por simple vanidad ni por «crecimiento personal», tal y como se
concibe en las aburguesadas y decadentes sociedades actuales, sino como parte
de un proceso de aprendizaje, de autoconocimiento y de liberación. No nos cabe
duda alguna de la necesidad de restaurar los antiguos vínculos con lo Alto, las
vías que quedaron cerradas y que nos han limitado progresivamente al exclusivo
y estrecho ámbito de la materialidad.
La
obra emplea el recurso de la entrevista/diálogo, que aporta frescura y fluidez
al texto «simplificando», o más bien haciendo más accesibles y comprensibles
elementos relacionados con el esoterismo, que de otro modo resultarían
excesivamente complejos para una parte del público lector poco familiarizado
con la materia. Este dinamismo se ve complementado por la riqueza de matices e
ideas que se van introduciendo de manera progresiva, evitando que el lector
pueda verse abrumado por la avalancha de ideas y contenidos. Las preguntas de
Bruno Bérard, siempre inteligentes, incisivas y pertinentes, además de
ordenadas y bien estructuradas, favorecen la continuidad y el dinamismo en la
exposición de los temas, ejerciendo de guía en la conversación. De ahí que el
libro sea apto para diferentes niveles, tanto para aquellos que desconocen el
esoterismo, como para quienes se encuentran familiarizados con el tema. Aldo La
Fata, de acuerdo con su dilatada y extensa trayectoria en la materia, nos hace
reflexiones teóricas de enorme valor, que entrelaza con su propia experiencia y
trayectoria en el estudio del esoterismo. Sin lugar a dudas este aspecto nos
permite ver una vertiente más humana e íntima, en la que se incluyen anécdotas
personales y biográficas que siempre permiten una mayor conexión con el lector
a través de la mezcla de hechos vitales y erudición teórica.
La
entrevista que nos ofrecen Bruno Bérard y Aldo La Fata nos permite explorar la
relación dialéctica que se genera entre el esoterismo y otros ámbitos como la
religión, la ciencia o la filosofía. Todas las cuestiones se abordan desde
enfoques muy concretos, abordando problemáticas particulares, que dan lugar a
reflexiones más amplias evitando las simplificaciones e invitando a reflexiones
mucho más profundas. De ahí la función de introducción y guía a la que nos
venimos refiriendo.
Estos
aspectos que acabamos de enumerar con anterioridad revelan un notable esfuerzo
pedagógico por parte de los autores para acercarnos al estudio del esoterismo,
nos aporta las herramientas necesarias, parafraseando el título de la obra,
para discernir entre un verdadero esoterismo y sus falsificaciones.
Más
allá de estos aspectos formales, que consideramos que es importante destacar,
porque en ellos reside el éxito de la obra, en un planteamiento que resulta
original, a la par que ameno y de gran interés, debemos considerar otros
aspectos que hacen más referencia al contenido. «¿Qué es el esoterismo?
Entre verdades y falsificaciones» pretende, como decíamos, clarificar qué
es el esoterismo, cuales son sus particulares, sus características y atributos,
su naturaleza más íntima, como fenómeno espiritual y filosófico en sus aspectos
más profundos, que podemos remontar a épocas muy remotas y lejanas en el
tiempo. Pero el esoterismo aparece en ocasiones fuertemente imbricado en otras
estructuras de pensamiento, de tipo tradicional, como son las grandes
religiones (Cristianismo, Islam, Judaísmo etc) y otros conceptos como la
mística y la metafísica, cuyas relaciones hay que desentrañar.
La
importancia de René Guénon
Aldo
La Fata nos libera desde el principio de posibles equívocos al enfatizar que el
verdadero esoterismo no es una simple acumulación de conocimientos secretos o
rituales exóticos, sino una vía de trascendencia espiritual basada en el rigor
y la autenticidad. A este respecto René
Guénon aparece como uno de los grandes esoteristas de nuestro tiempo, en la
medida que fue el gran intérprete y codificador de estos conocimientos, una figura
que marcó un antes y un después en la comprensión de este ámbito, especialmente
por su rigor conceptual y su capacidad para distinguir entre lo auténtico y lo
falso en las tradiciones espirituales. A tal respecto podemos poner como
ejemplo sus contundentes análisis de las corrientes ocultistas, especialmente
del espiritismo o del teosofismo, en diferentes obras. Podemos decir a este
respecto que Guénon hizo una distinción entre esoterismo y ocultismo,
disociando el significado del primero de prácticas superficiales y desviadas,
mientras que definió el esoterismo como una vía de conocimiento sagrado y
trascendente. En este sentido fue una labor fundamental para evitar confusiones
con mixtificaciones modernas y pseudoesoterismos como aquellos
relacionados con el New Age.
Paralelamente,
y con ello queremos dignificar la figura de René Guénon, el tradicionalista
francés también nos abrió las fuentes de un vasto conocimiento espiritual,
expresión de una «Tradición primordial», a cuyos orígenes prístinos siempre
deberíamos aspirar, y cuya
impronta impregna por completo religiones, culturas y formas de civilización no
modernas, claro está. Y otro elemento fundamental, y que en la presente
obra se considera de vital importancia, es que René Guénon considera el
esoterismo no como una vía interna propia de la religión, sino como una vía
complementaria que permite acceder a la esencia divina más allá de las formas
externas. Para Aldo La Fata no se trata de una mera referencia intelectual,
sino una figura que marcó su propio rumbo dentro del estudio del esoterismo. A
través de obras como Los símbolos de la ciencia sagrada, La Fata descubrió
la profundidad y la coherencia del pensamiento guenoniano, así como la idea de
que el esoterismo actúa como el «pegamento» que conecta todas las tradiciones
espirituales. Esta visión le permitió entender el esoterismo como algo
inseparable de la religión, aunque con una profundidad y una exigencia mayores.
¿Qué
es el esoterismo?
El
término esoterismo tiene sus raíces etimológicas en el griego esôterikos,
que implica un «ir hacia dentro» y que se contrapone a una variante exterior
que definimos como «exoterismo», que se encuentra más vinculado al ámbito de la
religión. Se trata de un conocimiento que no atiende a un principio puramente
intelectual y discursivo sino que apunta a una vivencia directa y sapiencial de
lo trascendente. Lejos de la acumulación de saberes ocultos y rituales, lo que
prima en la experiencia de lo esotérico es la conexión directa con lo
trascendente y lo divino a través de la práctica espiritual.
De
hecho hay tres aspectos que nuestros autores destacan a lo largo de la obra
respecto al esoterismo, y que nos parecen fundamentales:
Interioridad:
Supone un movimiento continuo hacia el interior, de exploración e
introspección, en el que se tratan de derribar límites y obstáculos. Atendiendo
a un dinamismo que huye de lo fijo y de lo estático.
Profundización:
La búsqueda de significados más profundos tras la realidad cotidiana, buscando
ir más allá de la pura exterioridad de las cosas
Relación
con el exoterismo: Podemos considerarlo opuesto en sentido relativo al
esoterismo, como una dimensión más externa y visible de las religiones, aunque
este último (el esoterismo), no puede sobrevivir sin el apoyo de una tradición
religiosa.
En
relación al último punto debemos destacar, como advierten Bérard y La Fata, que
pese a todo no podemos entender el esoterismo como una parte de las religiones,
sino que tiene su propia función y objetivos, que no es otro que el que ya
hemos mencionado con anterioridad: establecer una conexión directa con la
verdad que irradia del principio universal y divino.
Otro
aspecto interesante de la obra es el que nos habla de las
relaciones entre esoterismo y metafísica, en el que el primero pretende ser
también una vía de acceso al dominio del segundo. El esoterismo, como ya hemos
visto, tiene como principal propósito trascender las categorías del mundo
material para proyectarse en lo universal, y en este sentido comparte también
objetivos con la metafísica, que pretende superar las limitaciones de la
experiencia humana ordinaria y de acceder a las verdades primordiales que
estructuran la realidad. Ambos apuntan a la raíz de todo lo existente, al
absoluto. Las divergencias las hallamos en la forma o en el método para
alcanzar estas verdades trascendentes, que en el caso del esoterismo nos
remiten a símbolos, rituales y experiencias vivenciales que permiten al
practicante interiorizar verdades universales.
De
este modo, esoterismo y metafísica se nos presentan como realidades no
opuestas, sino complementarias. La metafísica nos ofrece un marco conceptual y
doctrinal para entender lo absoluto, mientras que el esoterismo se centra en su
realización interna. En términos guenonianos, el esoterismo representa los
aspectos operativos de la metafísica.
De
modo que podemos decir que la metafísica aborda el tema trascendente desde una
perspectiva conceptual, sin esa parte vivida de la experiencia en el
conocimiento de lo universal. El esoterismo, por su parte, aporta esa
contraparte que nos remite a la experiencia humana que permite al individuo
acceder o ponerse en conexión con lo divino a través de su propio ser, de
manera directa y vívida. Es un camino que el sujeto individual emprende para
lograr una transformación interior.
Paralelamente,
no podemos obviar dentro de todos estos procesos la participación de un
elemento fundamental, como es la intuición suprarracional, que podríamos
considerar como la herramienta que conecta al esoterista directamente con la
fuente del conocimiento trascendente y universal, en lugar de hacerlo
directamente a través de teorías o conceptos que siempre resultan más
abstractos y difíciles de comprender en su vertiente más «discursiva». Al mismo
tiempo, las relaciones que se establecen entre esoterismo y metafísica nos
permiten poner en contacto las tradiciones religiosas con el conocimiento
universal. Según La Fata, inspirándose en el legado de la obra de Frithjoff
Schuon, cada tradición espiritual tiene una dimensión metafísica que puede ser
comprendida y realizada a través del esoterismo, como un medio para acceder a
la esencia inmutable de todas las formas religiosas.
Otro
aspecto que esoterismo y metafísica comparten es la meta de superar la dualidad
entre sujeto y objeto: Mientras que la metafísica conceptualiza esta unión como
una verdad última, el esoterismo busca experimentarla directamente a través de
la contemplación, el símbolo y la práctica espiritual.
En ¿Qué
es el esoterismo?: Entre verdades y falsificaciones, asistimos a una
presentación del tema tratado desde un conocimiento profundo y dilatado del
tema, en la que ambos autores combinan la experiencia y el conocimiento que
atesoran sobre el esoterismo y otros temas anejos, ofreciéndonos sus interpretaciones
y enfoques particulares, y al mismo tiempo mostrando una gran capacidad de
síntesis en la exposición de los temas tratados, que se inscriben en una
multitud de tradiciones religiosas y espirituales de enorme complejidad. En
este último punto reside también gran parte del valor de la obra, que
constituye una novedad editorial especialmente relevante en su ámbito en lengua
hispana.
Fonte: ¿Qué es el esoterismo?, de Bruno Bérard y Aldo La Fata | Hipérbola Janus